Con la cercanía del fin de su sexenio, López Obrador ha reafirmado su deseo de retirarse a su rancho en Palenque, Chiapas, desde donde planea observar los acontecimientos del país «con binoculares», como él mismo lo describió en tono metafórico. Este retiro, aseguró, no significa un desinterés en los asuntos nacionales, sino una muestra de su convicción de que la transformación debe continuar sin su intervención directa.
«No hay que tenerle tanto apego ni al poder ni al dinero», reflexionó AMLO, destacando que la verdadera virtud del poder radica en ponerlo al servicio de los demás. Rechazó la idea de ambicionar el poder para trascender en lo personal, recordando que la política es un noble oficio que no debe asociarse con la parafernalia o el deseo de perpetuarse en el cargo.
López Obrador insistió en la importancia de saber retirarse a tiempo, evitando caer en el ridículo de creer que es indispensable para la continuidad del proyecto que ha encabezado. «Yo ya cierro mi ciclo», afirmó, subrayando que su retiro es necesario y que él no se considera insustituible.
En su mensaje, AMLO también aprovechó para pedir a la ciudadanía que respeten su retiro: «No voy a ver a nadie porque abro la puerta y ya no la voy a poder cerrar», advirtió, explicando que aunque el cariño y el respeto entre él y el pueblo mexicano es recíproco, es crucial para él mantenerse alejado de la vida pública para que la nueva administración pueda ejercer su mandato sin interferencias.