Según Jáuregui, este violento acto fue una advertencia del grupo delictivo hacia aquellos que traicionan a su organización.
El fiscal confirmó que entre las once víctimas, dos fueron decapitadas, y en el lugar de los hechos se encontró una narcomanta que reafirmaba la amenaza.
El hallazgo de los cuerpos ocurrió en un predio cercano a las instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad, lo que desencadenó una rápida respuesta de las fuerzas de seguridad.
Jáuregui resaltó la importancia de mantener los operativos de seguridad en Ojinaga, una zona que ha sido escenario de múltiples enfrentamientos entre cárteles que disputan el control territorial.
Este incidente, según el fiscal, pone de manifiesto la brutalidad con la que actúan los grupos criminales en la región fronteriza.