El expresidente Evo Morales denunció el domingo que encapuchados dispararon a su coche cuando se dirigía a su programa en la radio de los cocaleros, al cumplirse 13 días de cortes carreteros de sus partidarios que rechazan una orden judicial para que el exmandatario responda por acusaciones penales.
Morales relató en su programa habitual de los domingos que los encapuchados buscaron emboscarlo y realizaron al menos 14 disparos sin causarle ninguna herida. Sus allegados hicieron circular imágenes de los coches con impactos de bala en el parabrisas y la carrocería. Dijo que también sobrevolaron helicópteros.
Morales culpó a su heredero político y sucesor, el presidente Luis Arce, de haber ordenado presuntamente el supuesto ataque para eliminarlo.
“Lucho Arce va a pasar a ser el peor presidente de la historia, meterle bala a un expresidente ya es el colmo”, dijo desde la región del Chapare, en el centro de la nación andina, donde está parapetado desde hace dos semanas cuando se conoció una orden de la fiscalía para detenerlo tras negarse a declarar por acsaciones de supuesto abuso a una menor de edad cuando era presidía el país. Dirigentes cocaleros realizan vigilas para protegerlo.
El gobierno no dio de momento ninguna información sobre la acusación de Morales. The Associated Press intentó contactar a funcionarios gubernamentales, pero no obtuvo respuestas de inmediato.
Arce y Morales están enfrentados por el control del dividido gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) de cara a las elecciones presidenciales de 2025. Morales acusa a Arce de llevare al país al “descalabro económico” y de “armar” un caso judicial para sacarlo de la carretera presidencial. Arce, por su parte, acusa a su mentor político de “boicot” a su gestión para acortar su mandato por “intereses personales”.
El sábado en la noche, Arce cambió sorpresivamente a la cúpula militar e instó a los nuevos jefes militares a “garantizar el restablecimiento del orden público” frente a las protestas de seguidores de Morales.
Los cortes carreteros han desabastecido a las ciudades de alimentos y combustible y está aumentado el descontento por las alzas en el costo de vida en medio de una crisis económica.